Una comunidad que se radicó desde los inicios en el Distrito y un sueño que logró cumplirse. La historia de una institución que todavía hoy sigue ayudando a los vecinos.
Por SERGIO LAPEGÜE
Entre muchas instituciones destacadas de Lomas de Zamora, que en este caso brindó importantes servicios públicos a la salud, está el Hospital Español. En verdad como fue pensado y creado, la Sociedad Española de Beneficencia.
La historia nace a principios de siglo pasado, el 24 de octubre de 1904, cuando el ciudadano español don Elías Romero donó, en memoria de su padre, la institución, primera agrupación española que se formó en el país.
Se trataba de un extenso terreno de siete hectáreas en la localidad de Temperley, con el propósito de construir un albergue para ancianos, huérfanos y enfermos crónicos.
Así se creó un espacio muy necesario para la sociedad de ese entonces, el Hogar Elías Romero. La primera etapa que debió ejecutarse fue un puente sobre las vías del Ferrocarril del Sud, que permitiera transportar material y circular hacia una zona carente de comunicación y población estable.
Ese puente, cedido por la familia Huergo, está ubicado en la calle 25 de mayo y Presbítero José Russo (ex capellán del Hospital Español) y aún hoy se utiliza con el mismo propósito.
También aquellos pioneros realizaron el adoquinado de la calle 25 de Mayo que comunica actualmente la entrada principal del Hogar y la actual avenida Hipólito Yrigoyen, que en aquellos años era la única conexión con la zona urbanizada.
Todo se hizo a pulmón y con mucho esfuerzo de aquellos pioneros, a base de donaciones y trabajo incansable para lograr el objetivo.
En 1907 le encargaron al mismo arquitecto que había levantado el Hospital Español de la ciudad de Buenos Aires, Julián García Nuñez, el proyecto para el Anexo del Hospital Español de Lomas de Zamora.
Este arquitecto fue uno de los exponentes del modernismo catalán fuera de España y esta una de sus obras más importantes y acabadas. La construcción del edifi cio fue tarea del arquitecto local Juan Moliné.
La inauguración oficial del Anexo se concretó el 9 de noviembre de 1913. Un tren especial salió desde la estación Plaza Constitución para llevar a los invitados hasta la estación de Temperley y así participar de los festejos.
Hubo misa de campaña, sermón, almuerzo con paella y asado. Por la tarde, el obispo de la ciudad de La Plata, monseñor Alberti, bendijo los nuevos pabellones. La capilla se construyó más tarde, cerca del acceso principal al Hospital, proyecto de los ingenieros Guilart y Sánchez.
El edificio de la cocina, pabellón “España”, ubicado en el centro del conjunto se refaccionó en el año 1995, perdiendo lamentablemente parte de su ornamentación y estilo original. En la remodelación se construyeron la administración, la cocina, viviendas para empleados, solárium y siete pabellones.
Cuatro de ellos, los más cercanos al edificio de la administración, y los tres restantes de líneas más sencillas. En la actualidad el Pabellón de Administración está totalmente reciclado, albergando en su interior 21 habitaciones.
Del otro lado del edifi cio se encuentra una zona parquizada excepcional, donde hay añosos árboles, plantas y arbustos que forman una pequeña reserva ecológica, que posibilita a los pacientes un espacio ideal.
Otras de las mejoras hechas al edificio princi- pal son las rampas para facilitar el traslado de camillas , sillas de ruedas y otros element o s hab i – tuales en un Hogar de ancianos.
También hay un amplio salón con capacidad para 400 personas, donde se realizan las actividades recreativas, celebraciones y actos de la institución.
Del otro lado del pabellón central, se habilitó en los últimos años un gimnasio, un centro de rehabilitación física y un espacio para la terapia ocupacional.
Esto es un breve resumen de la rica historia de la Sociedad de Beneficencia Española en la Argentina y del Anexo Temperley, hoy Hogar Elías Romero.
Lo que parecía hasta tantos años sólo un sueño, un anhelo de visionarios , profesionales, trabajadores de la salud y miembros de la comunidad española, sensibles a las necesidades sociales de aquellos tiempos, se fue transformando de a poco en una realidad.
Un presente que puede resultar inquebrantable en la medida que los integrantes de estas sociedades aúnen esfuerzos para perfeccionar estas obras. Un propósito que no busca réditos comerciales, pero sí el bienestar de las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
De puño y letra
miércoles, 11 de mayo de 2011
jueves, 28 de abril de 2011
El fútbol de Lomas de Zamora tiene una alta cordillera de Los Andes
El ”Milrayitas” fue fundado el 1º de enero de 1917 y logró una permanencia que lo hizo merecedor del apoyo y la adhesión de una hinchada. En 1960 ascendió a Primera División.
Por SERGIO LAPEGÜE
Dicen que el fútbol es “pasión de multitudes”. Acá, en la Argentina, y en muchos países del mundo. Un deporte colectivo que nació en Inglaterra en 1863 tras la formación de la Football Association.
El aumento de la popularidad y la competencia internacional a principios del siglo XX hizo necesario crear un único organismo regulador del deporte a nivel mundial. La FIFA fue fundada en París el 21 de mayo de 1904.
En la Argentina, se considera el 20 de junio de 1867 como fecha de comienzo del fútbol nacional. Ese día se jugó en Buenos Aires el primer partido de fútbol formalmente organizado.
El match fue convocado por el Buenos Aires Cricket Club, a iniciativa de los hermanos Thomas y James Hogg, que enfrentó al Buenos Ayres Football Club, fundado para la ocasión uno días antes, el p r i m e r club de fútbol argentino. En 1891, se creó la primera asociación de fútbol en la Argentina: The Argentine Association Football League.
La misma fue fugaz, pero organizó el primer campeonato oficial en el que resultó campeón el Saint Andrew´s Scots School.
El 21 de febrero de 1893, el escocés Alejandro Watson Hutton, considerado el padre del fútbol argentino, fundó la liga defi nitiva que con sucesivos cambios de nombre adoptaría finalmente la denominación de Asociación de Fútbol Argentino (AFA), la octava asociación de fútbol en crearse en el mundo.
Bien, amigos de “La Unión”, esta introducción fue para referirme a la fuerte inserción del fútbol en Lomas y al club Los Andes, principal referente del barrio, más allá de que en el partido están otros equipos destacados como Banfield y Temperley.
Hay un dato anecdótico y muy representativo de la influencia inglesa de los orígenes en el fútbol lomense, que podría reproducirse en el siguiente diálogo: –¿aurriedi?– diez.
Así el centrodelantero le pasó la pelota al insider para comenzar el partido. Más tarde se supo que el “aurriedi” era una deformación de “all ready” (¿todos listos?) y que “diez”, significaba “yes” (sí). Claro, allá por los años 20, y con referee británicos, se mezclaban los criollos con los gerentes y empleados ingleses del ferrocarril del Sud.
La creación de la Asociación Lomense de Fútbol Independiente fue el 14 de marzo de 1939, en el Automóvil Club (ahora club de Pelota de Lomas, en la avenida Hipólito Yrigoyen y Portela).
De todas las entidades que practicaron fútbol en Lomas de Zamora, desde los tiempos del amateurismo, sólo el Club Atlético Los Andes logró una permanencia que lo hizo merecedor del apoyo y la adhesión de una hinchada.
Desde su fundación el 1° de enero de 1917, hasta su ascenso a Primera División en 1960, los “mil rayitas” tuvieron muchos éxitos y fracasos deportivos, siempre matizados con el esfuerzo y las luchas de distintas dirigencias.
La fundación real del club fue en el segundo semestre de 1916 en la lechería ubicada en la avenida Meeks 16, propiedad de Eduardo Gallardón. Su primera cancha estaba en la manzana comprendida por las calles Lamadrid, Pedernera, Viamonte y Arenales, por entonces pleno campo.
Allí se levantó una casilla precaria con cajones en los que venían embalados autos de la marca Wipet. El 22 de febrero de 1922, Los Andes entró a la Asociación Argentina de Fútbol de Segunda División, ascendiendo rápidamente en 1925 a la Intermedia.
El propio nombre del club, Los Andes, estuvo inspirado en la hazaña y la proeza de dos aeronautas, Bradley y Zuloaga, que cruzaron en globo nada menos que la Cordillera de Los Andes. De aquel primer potrero, la cancha luego se trasladó a la calle Gorriti, cerca de la estación de trenes, donde se jugaron los primeros partidos.
La primera camiseta era celeste con una banda blanca horizontal. Luego, impulsada por Eduardo Gallardón, se creó el diseño histórico y actual de las bandas horizontales finitas rojas y blancas.
Desde que se afilió a la Asociación en 1922, Los Andes apostó a metas ambiciosas en el fútbol. Contó con dirigentes visionarios como Gallardón, que instaló al club en la élite del fútbol argentino en los 60 y le entregó una pileta olímpica en la sede social que hizo trepar la masa societaria a las 19.500 personas.
Hay un dato pintoresco y curioso en la construcción de la nueva sede en la avenida Hipólito Yrigoyen 9549. En 1963, los obreros cavaban un pozo muy profundo para construir la pileta olímpica y encontraron algo inesperado: restos fósiles de un animal prehistórico y gigantesco.
Era un gliptodonte de unos 4,20 metros de largo por 1,40 de altura. Este fantástico descubrimiento fue un gran suceso en la ciudad, que tuvo amplia repercusión en la prensa local y nacional.
Esos restos correspondían a una de las más grandes especies conocidas del grupo que vivió hace unos 780.000 años. Los más fanáticos, por cierto, bromearon por mucho tiempo con el “gliptodonte mil rayitas”.
Las mejores campañas en la Primera División hay que ubicarlas en 1967, cuando Los Andes logró su segundo ascenso y un año más tarde, con la mejor producción alcanzando el sexto puesto en la tabla de posiciones.
Hubo que esperar muchos años para volver al círculo privilegiado de la Primera, en la temporada 1999/2000, cuando con Ginarte primero y Miguel Angel Russo después, Los Andes pudo disfrutar el paso por los torneos Apertura y Clausura.
No alcanzo para mantener la categoría y tuvo que bajar al fútbol de ascenso. Algo que ojalá sea pasajero y que como lo pensaron sus fundadores, la proeza levante vuelo como la altura de la mismísima Cordillera.
Por SERGIO LAPEGÜE
Dicen que el fútbol es “pasión de multitudes”. Acá, en la Argentina, y en muchos países del mundo. Un deporte colectivo que nació en Inglaterra en 1863 tras la formación de la Football Association.
El aumento de la popularidad y la competencia internacional a principios del siglo XX hizo necesario crear un único organismo regulador del deporte a nivel mundial. La FIFA fue fundada en París el 21 de mayo de 1904.
En la Argentina, se considera el 20 de junio de 1867 como fecha de comienzo del fútbol nacional. Ese día se jugó en Buenos Aires el primer partido de fútbol formalmente organizado.
El match fue convocado por el Buenos Aires Cricket Club, a iniciativa de los hermanos Thomas y James Hogg, que enfrentó al Buenos Ayres Football Club, fundado para la ocasión uno días antes, el p r i m e r club de fútbol argentino. En 1891, se creó la primera asociación de fútbol en la Argentina: The Argentine Association Football League.
La misma fue fugaz, pero organizó el primer campeonato oficial en el que resultó campeón el Saint Andrew´s Scots School.
El 21 de febrero de 1893, el escocés Alejandro Watson Hutton, considerado el padre del fútbol argentino, fundó la liga defi nitiva que con sucesivos cambios de nombre adoptaría finalmente la denominación de Asociación de Fútbol Argentino (AFA), la octava asociación de fútbol en crearse en el mundo.
Bien, amigos de “La Unión”, esta introducción fue para referirme a la fuerte inserción del fútbol en Lomas y al club Los Andes, principal referente del barrio, más allá de que en el partido están otros equipos destacados como Banfield y Temperley.
Hay un dato anecdótico y muy representativo de la influencia inglesa de los orígenes en el fútbol lomense, que podría reproducirse en el siguiente diálogo: –¿aurriedi?– diez.
Así el centrodelantero le pasó la pelota al insider para comenzar el partido. Más tarde se supo que el “aurriedi” era una deformación de “all ready” (¿todos listos?) y que “diez”, significaba “yes” (sí). Claro, allá por los años 20, y con referee británicos, se mezclaban los criollos con los gerentes y empleados ingleses del ferrocarril del Sud.
La creación de la Asociación Lomense de Fútbol Independiente fue el 14 de marzo de 1939, en el Automóvil Club (ahora club de Pelota de Lomas, en la avenida Hipólito Yrigoyen y Portela).
De todas las entidades que practicaron fútbol en Lomas de Zamora, desde los tiempos del amateurismo, sólo el Club Atlético Los Andes logró una permanencia que lo hizo merecedor del apoyo y la adhesión de una hinchada.
Desde su fundación el 1° de enero de 1917, hasta su ascenso a Primera División en 1960, los “mil rayitas” tuvieron muchos éxitos y fracasos deportivos, siempre matizados con el esfuerzo y las luchas de distintas dirigencias.
La fundación real del club fue en el segundo semestre de 1916 en la lechería ubicada en la avenida Meeks 16, propiedad de Eduardo Gallardón. Su primera cancha estaba en la manzana comprendida por las calles Lamadrid, Pedernera, Viamonte y Arenales, por entonces pleno campo.
Allí se levantó una casilla precaria con cajones en los que venían embalados autos de la marca Wipet. El 22 de febrero de 1922, Los Andes entró a la Asociación Argentina de Fútbol de Segunda División, ascendiendo rápidamente en 1925 a la Intermedia.
El propio nombre del club, Los Andes, estuvo inspirado en la hazaña y la proeza de dos aeronautas, Bradley y Zuloaga, que cruzaron en globo nada menos que la Cordillera de Los Andes. De aquel primer potrero, la cancha luego se trasladó a la calle Gorriti, cerca de la estación de trenes, donde se jugaron los primeros partidos.
La primera camiseta era celeste con una banda blanca horizontal. Luego, impulsada por Eduardo Gallardón, se creó el diseño histórico y actual de las bandas horizontales finitas rojas y blancas.
Desde que se afilió a la Asociación en 1922, Los Andes apostó a metas ambiciosas en el fútbol. Contó con dirigentes visionarios como Gallardón, que instaló al club en la élite del fútbol argentino en los 60 y le entregó una pileta olímpica en la sede social que hizo trepar la masa societaria a las 19.500 personas.
Hay un dato pintoresco y curioso en la construcción de la nueva sede en la avenida Hipólito Yrigoyen 9549. En 1963, los obreros cavaban un pozo muy profundo para construir la pileta olímpica y encontraron algo inesperado: restos fósiles de un animal prehistórico y gigantesco.
Era un gliptodonte de unos 4,20 metros de largo por 1,40 de altura. Este fantástico descubrimiento fue un gran suceso en la ciudad, que tuvo amplia repercusión en la prensa local y nacional.
Esos restos correspondían a una de las más grandes especies conocidas del grupo que vivió hace unos 780.000 años. Los más fanáticos, por cierto, bromearon por mucho tiempo con el “gliptodonte mil rayitas”.
Las mejores campañas en la Primera División hay que ubicarlas en 1967, cuando Los Andes logró su segundo ascenso y un año más tarde, con la mejor producción alcanzando el sexto puesto en la tabla de posiciones.
Hubo que esperar muchos años para volver al círculo privilegiado de la Primera, en la temporada 1999/2000, cuando con Ginarte primero y Miguel Angel Russo después, Los Andes pudo disfrutar el paso por los torneos Apertura y Clausura.
No alcanzo para mantener la categoría y tuvo que bajar al fútbol de ascenso. Algo que ojalá sea pasajero y que como lo pensaron sus fundadores, la proeza levante vuelo como la altura de la mismísima Cordillera.
Las escuelas públicas de Lomas de Zamora y sus maestros pioneros
En el Distrito, en 1845 comenzaron con la tarea educativa el docente Norberto Rivas y su esposa, Josefa Flores. Y siete años más tarde se replanteó el desafío educacional.
Por SERGIO LAPEGÜE
Domingo Faustino Sarmiento fue un apasionado por la escuela primaria, a la que llamó “educación popular” o también “educación común”.
Sarmiento se propuso elevar el nivel social con la acción educativa impulsada por el Estado, pero esta acción debía proyectarse sobre la masa, el grueso del pueblo dejando de constituir un privilegio, una elite.
“Lo que necesitamos primero –dijo– es civilizarnos, no unos doscientos individuos que cursan las aulas, sino unos doscientos mil que no cursan ni las escuelas”.
Esta política fue resistida por los sectores dominantes, a los que Sarmiento trataba de convencer explicando que lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba.
“Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales. Para eso necesitamos hacer toda la República una escuela”, reflexionó el gran prócer sanjuanino.
En consecuencia, durante su presidencia impulsó la educación pública fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares, Liceo Naval y Colegio Militar.
En este contexto nacional y recordando al padre de la Educación argentina, hoy nos referiremos a las escuelas públicas de Lomas y sus pioneros.
En 1845 comenzaron con la tarea educativa el maestro Norberto Rivas y su esposa, la maestra Josefa Flores, en dos escuelas de enseñanza, de varones y de niñas. Recién siete años más tarde se replanteó en Lomas de Zamora el importante desafío educacional.
En 1852, doña María Bustos de Correa creó una escuela de niñas, que ella conducía, instituto que consolidó en 1854 doña Catalina Rodríguez.
Esta maestra, cuya acción pedagógica seria y prolongada ha dejado un gran recuerdo en Lomas de Zamora, nació en 1833.
A los 21 años estructuró la escuela de niñas que la señora de Correa había instalado en la quinta de Ramírez, sobre el Camino Real.
En 1858, don Francisco Portela, en su cargo municipal del Partido de Barracas al Sur, obtuvo una subvención para establecer la escuela pública de señoritas y se designó preceptora oficial a doña Catalina Rodríguez y monitora a su hermana Clemencia.
Según la investigación histórica hecha por Alberto de Paula, este establecimiento pasó a ser oficial en 1861, como escuela número 2 de niñas de Lomas de Zamora.
En ella continuó su trabajo pedagógico la señorita Catalina Rodríguez, hasta 1878 en que comenzó a recibir los benefi cios de la jubilación.
Catalina vivió rodeada del respeto de sus antiguos discípulos, quienes le tributaron un emotivo y excepcional homenaje cuando el Municipio cumplió medio siglo de vida.
Catalina Rodríguez murió el 24 de noviembre de 1911, pocas semanas después de aquel reconocimiento, merecido, de la comunidad.
El 1° de noviembre de 1859 se creó la escuela de varones N° 1, por iniciativa de un grupo de vecinos encabezado por don Francisco Portela y don Esteban Adrogué, comenzando las clases en la famosa y recordada quinta Los Leones, propiedad de Adrogué.
En marzo de 1862, ambas escuelas se trasladaron al edificio que hoy ocupa la Escuela Municipal N° 1 Bartolomé Mitre, frente a la Plaza Grigera.
En esta rica historia de las primeras escuelas de Lomas, donde los pioneros de la educación pública local marcaron un rumbo fundamental, destacaremos las instituciones centenarias.
La Escuela N° 1 Bartolomé Mitre fue fundada el 1° de noviembre de 1859 y su primer director fue Pedro White. La Escuela N° 2 Juan Bautista Alberdi fue fundada en noviembre de 1861, en Villa Cabred, Temperley.
Las primeras directoras fueron Adela P. de Pizano, Enriqueta Díaz Tezanos y América Grizoni. Por su parte, la Escuela N° 3 Dr. Ricardo Gutiérrez, fue fundada el 1° de mayo de 1877 por Domingo Faustino Sarmiento, presidente del Consejo General de Educación.
Su primera maestra fue Antonia Brea, quien ha sido la precursora del g remio provincial docente en el ámbito lomense. Otro antiguo centro educativo es la Escuela N° 6, que comenzó a funcionar en setiembre de 1882 en el paraje del Monte Grande, donde 6 años después se fundaría el pueblo que hoy es cabecera del partido de Esteban Echeverría, escindido de Lomas en 1913.
En fin, amigos de La Unión, esta apretada síntesis fue el germen de las escuelas públicas en Lomas, donde la prédica y el impulso de un gran hombre como Sarmiento tuvieron mucho que ver para sentar las bases de una educación popular y masiva.
Por SERGIO LAPEGÜE
Domingo Faustino Sarmiento fue un apasionado por la escuela primaria, a la que llamó “educación popular” o también “educación común”.
Sarmiento se propuso elevar el nivel social con la acción educativa impulsada por el Estado, pero esta acción debía proyectarse sobre la masa, el grueso del pueblo dejando de constituir un privilegio, una elite.
“Lo que necesitamos primero –dijo– es civilizarnos, no unos doscientos individuos que cursan las aulas, sino unos doscientos mil que no cursan ni las escuelas”.
Esta política fue resistida por los sectores dominantes, a los que Sarmiento trataba de convencer explicando que lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba.
“Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales. Para eso necesitamos hacer toda la República una escuela”, reflexionó el gran prócer sanjuanino.
En consecuencia, durante su presidencia impulsó la educación pública fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares, Liceo Naval y Colegio Militar.
En este contexto nacional y recordando al padre de la Educación argentina, hoy nos referiremos a las escuelas públicas de Lomas y sus pioneros.
En 1845 comenzaron con la tarea educativa el maestro Norberto Rivas y su esposa, la maestra Josefa Flores, en dos escuelas de enseñanza, de varones y de niñas. Recién siete años más tarde se replanteó en Lomas de Zamora el importante desafío educacional.
En 1852, doña María Bustos de Correa creó una escuela de niñas, que ella conducía, instituto que consolidó en 1854 doña Catalina Rodríguez.
Esta maestra, cuya acción pedagógica seria y prolongada ha dejado un gran recuerdo en Lomas de Zamora, nació en 1833.
A los 21 años estructuró la escuela de niñas que la señora de Correa había instalado en la quinta de Ramírez, sobre el Camino Real.
En 1858, don Francisco Portela, en su cargo municipal del Partido de Barracas al Sur, obtuvo una subvención para establecer la escuela pública de señoritas y se designó preceptora oficial a doña Catalina Rodríguez y monitora a su hermana Clemencia.
Según la investigación histórica hecha por Alberto de Paula, este establecimiento pasó a ser oficial en 1861, como escuela número 2 de niñas de Lomas de Zamora.
En ella continuó su trabajo pedagógico la señorita Catalina Rodríguez, hasta 1878 en que comenzó a recibir los benefi cios de la jubilación.
Catalina vivió rodeada del respeto de sus antiguos discípulos, quienes le tributaron un emotivo y excepcional homenaje cuando el Municipio cumplió medio siglo de vida.
Catalina Rodríguez murió el 24 de noviembre de 1911, pocas semanas después de aquel reconocimiento, merecido, de la comunidad.
El 1° de noviembre de 1859 se creó la escuela de varones N° 1, por iniciativa de un grupo de vecinos encabezado por don Francisco Portela y don Esteban Adrogué, comenzando las clases en la famosa y recordada quinta Los Leones, propiedad de Adrogué.
En marzo de 1862, ambas escuelas se trasladaron al edificio que hoy ocupa la Escuela Municipal N° 1 Bartolomé Mitre, frente a la Plaza Grigera.
En esta rica historia de las primeras escuelas de Lomas, donde los pioneros de la educación pública local marcaron un rumbo fundamental, destacaremos las instituciones centenarias.
La Escuela N° 1 Bartolomé Mitre fue fundada el 1° de noviembre de 1859 y su primer director fue Pedro White. La Escuela N° 2 Juan Bautista Alberdi fue fundada en noviembre de 1861, en Villa Cabred, Temperley.
Las primeras directoras fueron Adela P. de Pizano, Enriqueta Díaz Tezanos y América Grizoni. Por su parte, la Escuela N° 3 Dr. Ricardo Gutiérrez, fue fundada el 1° de mayo de 1877 por Domingo Faustino Sarmiento, presidente del Consejo General de Educación.
Su primera maestra fue Antonia Brea, quien ha sido la precursora del g remio provincial docente en el ámbito lomense. Otro antiguo centro educativo es la Escuela N° 6, que comenzó a funcionar en setiembre de 1882 en el paraje del Monte Grande, donde 6 años después se fundaría el pueblo que hoy es cabecera del partido de Esteban Echeverría, escindido de Lomas en 1913.
En fin, amigos de La Unión, esta apretada síntesis fue el germen de las escuelas públicas en Lomas, donde la prédica y el impulso de un gran hombre como Sarmiento tuvieron mucho que ver para sentar las bases de una educación popular y masiva.
La rica y extensa lista de intendentes en la historia de Lomas de Zamora
En los 150 años del Distrito, el mando político cambió 219 veces y 126 tuvieron el máximo cargo. Uno de ellos estuvo menos de 5 horas. Y en cuatro oportunidades, no pudieron asumir.
Por SERGIO LAPEGÜE
Como en toda sociedad organizada, uno de los poderes esenciales para regular y administrar el pulso ciudadano es el Ejecutivo.
En política, en el manejo del Estado y la cosa pública, tienen preponderancia las autoridades que están al frente de la Nación, las Provincias y los Municipios.
En la Bicentenaria historia argentina se alternaron períodos democráticos y autocráticos, donde el voto o el dedo eligieron a esos representantes. En 150 años de existencia, el Partido de Lomas de Zamora el poder político cambió 219 veces, repartiendo el máximo cargo ejecutivo en 126 personas.
Siendo presidentes de la Municipalidad (en los primeros tiempos) o Intendentes Municipales, quienes tuvieron mayor protagonismo fueron Felipe Castro en cinco períodos y Manuel Castro en tres.
En los tiempos fundacionales de Lomas hubo presidentes de la Municipalidad que ejercieron sus cargos desde el 2 de febrero de 1862 hasta el 30 de setiembre de 1886.
A partir del 1° de octubre de ese año, se separaron las funciones legislativas, desempeñadas por el Concejo Deliberante, de las ejecutivas, cuya máxima autoridad pasó a ser el funcionario que hoy conocemos con el cargo de Intendente Municipal.
Los intendentes que más tiempo permanecieron en sus cargos fueron Juan Bruno Tavano durante 8 años, Felipe Castro durante 7 años y 10 meses, Manuel Castro durante 5 años y 10 meses, y Eduardo Alberto Duhalde durante 3 años y medio.
En el otro extremo, es decir quienes menos tiempo mantuvieron sus funciones, están Horacio Martijena que estuvo menos de 5 horas en 1943, Antonio Torassa y Manuel Portela (1912), que estuvieron 3 y 4 días respectivamente.
El año más turbulento y que más intendentes pasaron por el ejecutivo lomense fue 1886 con la serie Francisco Portela (h), Francisco Meeks, Lisandro Méndez, Santos Lafuente, Jacinto Rosende, Abelardo Banante y José Benítez.
Un total de siete funcionarios de los cuales los tres primeros fueron presidentes de la Municipalidad, el cuarto interventor de la misma, los siguientes concejales y el último intendente municipal.
En cuatro oportunidades, los intendentes electos no pudieron asumir el cargo. En 1893, Sebastián Martínez no pudo hacerlo por estar intervenida la Municipalidad. En 1913, Luis Pereyra Lucena no asumió al reconocerse como legítima la elección de otra lista.
En 1950, Vicente Longhi murió antes de asumir y, en 1962, se anularon las elecciones en las que había triunfado Rodolfo Illescas. En cuanto a las fuerzas políticas que más gobernaron en Lomas de Zamora están repartidas entre los Conservadores y el Justicialismo.
La rareza fue que un centenario partido como la Unión Cívica Radical nunca pudo gobernar el partido, salvo el corto período que tuvo la Alianza en el período 1999-2002 el intendente Edgardo Di Dío, donde la UCR integró esa coalición gobernante.
Según el investigador histórico lomense Norberto Candaosa, recopilado en “Noticias de Lomas de Zamora”, “en total 115 intendentes no ocuparon el cargo por elección popular primaria, sino como consecuencia de intervenciones, renuncias o muerte”.
Sin mencionar la extensa lista de jefes comunales, integrada por 126 personas, se puede destacar que el primer Presidente de la Municipalidad fue Francisco Portela en 1862. Con la reforma y el nuevo estatus institucional, el primer intendente municipal fue Francisco Meeks, en 1886.
Otro dato para resaltar en la historia local es que Eduardo Duhalde fue intendente en dos oportunidades, alteradas en el medio por el golpe militar de 1976: la primera gestión fue en 1974, interrumpida por la asonada del 24 de marzo de 1976.
El segundo mandato fue cuando se recuperó la democracia en 1983, cargo que ocupó en nuestro distrito hasta 1987.
En tiempos democráticos, al importante rol institucional de la Municipalidad se suma el trabajo legislativo del Concejo Deliberante. En sus primeras épocas, funcionaba en la esquina de Boedo y Manuel Castro.
Era en la década del ‘30, cuando la vieja Municipalidad ya se iba a demoler para dejar paso al nuevo Palacio Blanco. Era aquel un Concejo formado por buenos vecinos, cuya principal preocupación consistía en servir el interés de la comunidad sin que la pasión por la política interfiriera en los debates.
Se iba a hacer obra y sus desvelos sólo recibían por recompensa una medalla que los acreditaba como representantes del pueblo y el otorgamiento de una patente a quien poseía un coche, que entonces eran muy pocos.
Por SERGIO LAPEGÜE
Como en toda sociedad organizada, uno de los poderes esenciales para regular y administrar el pulso ciudadano es el Ejecutivo.
En política, en el manejo del Estado y la cosa pública, tienen preponderancia las autoridades que están al frente de la Nación, las Provincias y los Municipios.
En la Bicentenaria historia argentina se alternaron períodos democráticos y autocráticos, donde el voto o el dedo eligieron a esos representantes. En 150 años de existencia, el Partido de Lomas de Zamora el poder político cambió 219 veces, repartiendo el máximo cargo ejecutivo en 126 personas.
Siendo presidentes de la Municipalidad (en los primeros tiempos) o Intendentes Municipales, quienes tuvieron mayor protagonismo fueron Felipe Castro en cinco períodos y Manuel Castro en tres.
En los tiempos fundacionales de Lomas hubo presidentes de la Municipalidad que ejercieron sus cargos desde el 2 de febrero de 1862 hasta el 30 de setiembre de 1886.
A partir del 1° de octubre de ese año, se separaron las funciones legislativas, desempeñadas por el Concejo Deliberante, de las ejecutivas, cuya máxima autoridad pasó a ser el funcionario que hoy conocemos con el cargo de Intendente Municipal.
Los intendentes que más tiempo permanecieron en sus cargos fueron Juan Bruno Tavano durante 8 años, Felipe Castro durante 7 años y 10 meses, Manuel Castro durante 5 años y 10 meses, y Eduardo Alberto Duhalde durante 3 años y medio.
En el otro extremo, es decir quienes menos tiempo mantuvieron sus funciones, están Horacio Martijena que estuvo menos de 5 horas en 1943, Antonio Torassa y Manuel Portela (1912), que estuvieron 3 y 4 días respectivamente.
El año más turbulento y que más intendentes pasaron por el ejecutivo lomense fue 1886 con la serie Francisco Portela (h), Francisco Meeks, Lisandro Méndez, Santos Lafuente, Jacinto Rosende, Abelardo Banante y José Benítez.
Un total de siete funcionarios de los cuales los tres primeros fueron presidentes de la Municipalidad, el cuarto interventor de la misma, los siguientes concejales y el último intendente municipal.
En cuatro oportunidades, los intendentes electos no pudieron asumir el cargo. En 1893, Sebastián Martínez no pudo hacerlo por estar intervenida la Municipalidad. En 1913, Luis Pereyra Lucena no asumió al reconocerse como legítima la elección de otra lista.
En 1950, Vicente Longhi murió antes de asumir y, en 1962, se anularon las elecciones en las que había triunfado Rodolfo Illescas. En cuanto a las fuerzas políticas que más gobernaron en Lomas de Zamora están repartidas entre los Conservadores y el Justicialismo.
La rareza fue que un centenario partido como la Unión Cívica Radical nunca pudo gobernar el partido, salvo el corto período que tuvo la Alianza en el período 1999-2002 el intendente Edgardo Di Dío, donde la UCR integró esa coalición gobernante.
Según el investigador histórico lomense Norberto Candaosa, recopilado en “Noticias de Lomas de Zamora”, “en total 115 intendentes no ocuparon el cargo por elección popular primaria, sino como consecuencia de intervenciones, renuncias o muerte”.
Sin mencionar la extensa lista de jefes comunales, integrada por 126 personas, se puede destacar que el primer Presidente de la Municipalidad fue Francisco Portela en 1862. Con la reforma y el nuevo estatus institucional, el primer intendente municipal fue Francisco Meeks, en 1886.
Otro dato para resaltar en la historia local es que Eduardo Duhalde fue intendente en dos oportunidades, alteradas en el medio por el golpe militar de 1976: la primera gestión fue en 1974, interrumpida por la asonada del 24 de marzo de 1976.
El segundo mandato fue cuando se recuperó la democracia en 1983, cargo que ocupó en nuestro distrito hasta 1987.
En tiempos democráticos, al importante rol institucional de la Municipalidad se suma el trabajo legislativo del Concejo Deliberante. En sus primeras épocas, funcionaba en la esquina de Boedo y Manuel Castro.
Era en la década del ‘30, cuando la vieja Municipalidad ya se iba a demoler para dejar paso al nuevo Palacio Blanco. Era aquel un Concejo formado por buenos vecinos, cuya principal preocupación consistía en servir el interés de la comunidad sin que la pasión por la política interfiriera en los debates.
Se iba a hacer obra y sus desvelos sólo recibían por recompensa una medalla que los acreditaba como representantes del pueblo y el otorgamiento de una patente a quien poseía un coche, que entonces eran muy pocos.
El Tiro Federal, una institución que “suena” en nuestro acervo cultural
Fue escenario de Juegos Panamericanos y Torneos Mundiales de la especialidad. La sociedad fue fundada el 7 de junio de 1935 con un acta que se firmó en la Municipalidad de Lomas.
Por SERGIO LAPEGÜE
En nuestro contacto de hoy, queridos amigos de “La Unión”, me referiré a una antigua y prestigiosa institución de nuestra comunidad: el Tiro Federal de Lomas de Zamora.
Más allá de repasar sus orígenes, quiénes fueron sus principales figuras deportivas, también señalaré que fue escenario de Juegos Panamericanos y Torneos Mundiales de la especialidad.
Los primeros disparos en un polígono de tiro en Lomas se escucharon el siglo XIX. Corría el año 1896 y en esa fecha soldados contratados o “enganchados” que integraban el viejo “Ejército de Línea”, juntamente con los jóvenes en edad militar, constituían la “Guardia Nacional” y construyeron, con el esfuerzo que en esa época significaba, un espaldón de tiro a 500 metros para sus prácticas, lugar donde posteriormente se creara el Tiro Federal de Lomas de Zamora, que por tal motivo fue bautizado como “Polígono Guardia Nacional”.
Por ley del 12 de marzo y decreto del 17 de marzo de 1852 se establece la disolución de todos los regimientos de la ciudad y campaña y se formaba en su lugar las Guardias Nacionales, designando para su organización y jefatura al coronel Manuel Roxas.
Unos meses después, Justo José de Urquiza los suspende pero se vuelven a formar tras la revolución del 11 de setiembre de 1852.
En los pueblos de campaña donde hubiere compañías de Guardia Nacional de Infantería cada una de ellas tendría una escuadra de ocho soldados, 2 cabos y un sargento en línea, todo esto con el fin de brindar instrucción a las plazas milicianas.
En 1861 Lomas de Zamora formó un partido propio conservando su compañía de GN de caballería, desprendida del escuadrón Barracas al Sud, que unida a otra nueva formó el escuadrón de Lomas de Zamora en 1896.
Este llegó a tener bandera propia y hoy está en el Museo Americanista de la Municipalidad. La misma fue donada por Juan Champalenne y es en honor a esa Guardia Nacional que el Tiro Federal se llama Polígono de la Guardia Nacional.
Hacia fi nes del siglo XIX y ante un inminente conflicto limítrofe con Chile se utilizó el polígono con fines de adiestramiento en tiro, no solo al personal militar y la Guardia Nacional, sino también a los ciudadanos lomenses y de otros distritos. Los vecinos formaron el Batallón Lomas de Zamora de la Guardia Nacional.
Esta organización militar se sustenta en el concepto francés del ciudadano-soldado, que sin abandonar su forma de vida civil recibe instrucción militar, convocándosele al servicio activo cuando es necesario.
Ya a principios del siglo XX, ya alejada la posibilidad de un confl icto con Chile e instalado en Campo de Mayo, los acantonamientos de Santa Catalina fueron abandonados al igual que el polígono.
Durante años los vecinos, amantes del tiro, se unieron y pidieron el uso del polígono. No tuvieron éxito y mantenían la actividad practicando en un pequeño polígono ubicado en Laprida, entre España e Italia, hoy pleno centro comercial de la ciudad.
Esa misma comisión de vecinos no detuvo su trabajo y construyó otro polígono más amplio en la avenida Santa Fe, entre Sáenz y Portela, frente al actual estadio de Los Andes, que funcionó hasta mediados de 1915.
En 1935, finalmente, tuvieron éxito las gestiones que comenzaron José Mordasini, el intendente Leopoldo Pereyra, el general Pablo Ricchieri, el doctor Oscar Amero, el ingeniero Alfredo Orfila y Andrés Cummins.
Así fue como el 7 de junio de ese año firmaron en la Municipalidad el acta de fundación de la Sociedad Tiro Federal de Lomas de Zamora.
El 31 de diciembre de 1935 se firmó la escritura pública por la que la Universidad Nacional de La Plata cedió en uso gratuito diez hectáreas que actualmente ocupa la institución sobre la avenida Juan XXIII.
Las obras duraron hasta el año 1938 y el 14 de mayo comenzó a funcionar el Tiro Federal de Lomas. En la ceremonia de inauguración hizo el disparo inicial el general Adolfo Arana.
Las obras fueron bendecidas por quien fuera socio fundador y luego obispo de Lomas de Zamora, el padre Alejandro Schell. Con el paso de los años, la institución fue creciendo en su masa societaria, ganando prestigio nacional e internacional.
Hoy en día un grupo de coleccionistas de uniformes militares y armas antiguas, agrupados en el Tiro Federal local, realizan muestras, exposiciones y desfiles por todo el país.
Sus recreaciones históricas son muy valoradas y solicitadas, especialmente en fechas patrias. En las distintas categorías deportivas de tiro, tanto en competencias panamericanas, olímpicas y torneos internacionales, se destacaron en su historia Andrés Cummins, Laurean o Oliver, Alberto Sa bín Paz, Douglas Maddoks, Ernesto Beheran, Juan Sampredro, Fulvio Rochi, Carlos Casale, Carmelo Palaggi y Agustín Aramburú (h). En la categoría damas también hubo destacadas representantes como Zulema Medina, Laura Fasciolo y Ana Ester Stasi.
En fin, amigos, el Tiro Federal atesora una riquísima historia social y deportiva que es orgullo de Lomas, sin olvidar su lema originario: “Defender a la Patria”.
Por SERGIO LAPEGÜE
En nuestro contacto de hoy, queridos amigos de “La Unión”, me referiré a una antigua y prestigiosa institución de nuestra comunidad: el Tiro Federal de Lomas de Zamora.
Más allá de repasar sus orígenes, quiénes fueron sus principales figuras deportivas, también señalaré que fue escenario de Juegos Panamericanos y Torneos Mundiales de la especialidad.
Los primeros disparos en un polígono de tiro en Lomas se escucharon el siglo XIX. Corría el año 1896 y en esa fecha soldados contratados o “enganchados” que integraban el viejo “Ejército de Línea”, juntamente con los jóvenes en edad militar, constituían la “Guardia Nacional” y construyeron, con el esfuerzo que en esa época significaba, un espaldón de tiro a 500 metros para sus prácticas, lugar donde posteriormente se creara el Tiro Federal de Lomas de Zamora, que por tal motivo fue bautizado como “Polígono Guardia Nacional”.
Por ley del 12 de marzo y decreto del 17 de marzo de 1852 se establece la disolución de todos los regimientos de la ciudad y campaña y se formaba en su lugar las Guardias Nacionales, designando para su organización y jefatura al coronel Manuel Roxas.
Unos meses después, Justo José de Urquiza los suspende pero se vuelven a formar tras la revolución del 11 de setiembre de 1852.
En los pueblos de campaña donde hubiere compañías de Guardia Nacional de Infantería cada una de ellas tendría una escuadra de ocho soldados, 2 cabos y un sargento en línea, todo esto con el fin de brindar instrucción a las plazas milicianas.
En 1861 Lomas de Zamora formó un partido propio conservando su compañía de GN de caballería, desprendida del escuadrón Barracas al Sud, que unida a otra nueva formó el escuadrón de Lomas de Zamora en 1896.
Este llegó a tener bandera propia y hoy está en el Museo Americanista de la Municipalidad. La misma fue donada por Juan Champalenne y es en honor a esa Guardia Nacional que el Tiro Federal se llama Polígono de la Guardia Nacional.
Hacia fi nes del siglo XIX y ante un inminente conflicto limítrofe con Chile se utilizó el polígono con fines de adiestramiento en tiro, no solo al personal militar y la Guardia Nacional, sino también a los ciudadanos lomenses y de otros distritos. Los vecinos formaron el Batallón Lomas de Zamora de la Guardia Nacional.
Esta organización militar se sustenta en el concepto francés del ciudadano-soldado, que sin abandonar su forma de vida civil recibe instrucción militar, convocándosele al servicio activo cuando es necesario.
Ya a principios del siglo XX, ya alejada la posibilidad de un confl icto con Chile e instalado en Campo de Mayo, los acantonamientos de Santa Catalina fueron abandonados al igual que el polígono.
Durante años los vecinos, amantes del tiro, se unieron y pidieron el uso del polígono. No tuvieron éxito y mantenían la actividad practicando en un pequeño polígono ubicado en Laprida, entre España e Italia, hoy pleno centro comercial de la ciudad.
Esa misma comisión de vecinos no detuvo su trabajo y construyó otro polígono más amplio en la avenida Santa Fe, entre Sáenz y Portela, frente al actual estadio de Los Andes, que funcionó hasta mediados de 1915.
En 1935, finalmente, tuvieron éxito las gestiones que comenzaron José Mordasini, el intendente Leopoldo Pereyra, el general Pablo Ricchieri, el doctor Oscar Amero, el ingeniero Alfredo Orfila y Andrés Cummins.
Así fue como el 7 de junio de ese año firmaron en la Municipalidad el acta de fundación de la Sociedad Tiro Federal de Lomas de Zamora.
El 31 de diciembre de 1935 se firmó la escritura pública por la que la Universidad Nacional de La Plata cedió en uso gratuito diez hectáreas que actualmente ocupa la institución sobre la avenida Juan XXIII.
Las obras duraron hasta el año 1938 y el 14 de mayo comenzó a funcionar el Tiro Federal de Lomas. En la ceremonia de inauguración hizo el disparo inicial el general Adolfo Arana.
Las obras fueron bendecidas por quien fuera socio fundador y luego obispo de Lomas de Zamora, el padre Alejandro Schell. Con el paso de los años, la institución fue creciendo en su masa societaria, ganando prestigio nacional e internacional.
Hoy en día un grupo de coleccionistas de uniformes militares y armas antiguas, agrupados en el Tiro Federal local, realizan muestras, exposiciones y desfiles por todo el país.
Sus recreaciones históricas son muy valoradas y solicitadas, especialmente en fechas patrias. En las distintas categorías deportivas de tiro, tanto en competencias panamericanas, olímpicas y torneos internacionales, se destacaron en su historia Andrés Cummins, Laurean o Oliver, Alberto Sa bín Paz, Douglas Maddoks, Ernesto Beheran, Juan Sampredro, Fulvio Rochi, Carlos Casale, Carmelo Palaggi y Agustín Aramburú (h). En la categoría damas también hubo destacadas representantes como Zulema Medina, Laura Fasciolo y Ana Ester Stasi.
En fin, amigos, el Tiro Federal atesora una riquísima historia social y deportiva que es orgullo de Lomas, sin olvidar su lema originario: “Defender a la Patria”.
miércoles, 20 de abril de 2011
Las escuelas públicas de Lomas de Zamora y sus maestros pioneros
En el Distrito, en 1845 comenzaron con la tarea educativa el docente Norberto Rivas y su esposa, Josefa Flores. Y siete años más tarde se replanteó el desafío educacional.
Por SERGIO LAPEGÜE
Domingo Faustino Sarmiento fue un apasionado por la escuela primaria, a la que llamó “educación popular” o también “educación común”.
Sarmiento se propuso elevar el nivel social con la acción educativa impulsada por el Estado, pero esta acción debía proyectarse sobre la masa, el grueso del pueblo dejando de constituir un privilegio, una elite.
“Lo que necesitamos primero –dijo– es civilizarnos, no unos doscientos individuos que cursan las aulas, sino unos doscientos mil que no cursan ni las escuelas”.
Esta política fue resistida por los sectores dominantes, a los que Sarmiento trataba de convencer explicando que lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba.
“Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales. Para eso necesitamos hacer toda la República una escuela”, reflexionó el gran prócer sanjuanino.
En consecuencia, durante su presidencia impulsó la educación pública fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares, Liceo Naval y Colegio Militar.
En este contexto nacional y recordando al padre de la Educación argentina, hoy nos referiremos a las escuelas públicas de Lomas y sus pioneros.
En 1845 comenzaron con la tarea educativa el maestro Norberto Rivas y su esposa, la maestra Josefa Flores, en dos escuelas de enseñanza, de varones y de niñas. Recién siete años más tarde se replanteó en Lomas de Zamora el importante desafío educacional.
En 1852, doña María Bustos de Correa creó una escuela de niñas, que ella conducía, instituto que consolidó en 1854 doña Catalina Rodríguez.
Esta maestra, cuya acción pedagógica seria y prolongada ha dejado un gran recuerdo en Lomas de Zamora, nació en 1833.
A los 21 años estructuró la escuela de niñas que la señora de Correa había instalado en la quinta de Ramírez, sobre el Camino Real.
En 1858, don Francisco Portela, en su cargo municipal del Partido de Barracas al Sur, obtuvo una subvención para establecer la escuela pública de señoritas y se designó preceptora oficial a doña Catalina Rodríguez y monitora a su hermana Clemencia.
Según la investigación histórica hecha por Alberto de Paula, este establecimiento pasó a ser oficial en 1861, como escuela número 2 de niñas de Lomas de Zamora.
En ella continuó su trabajo pedagógico la señorita Catalina Rodríguez, hasta 1878 en que comenzó a recibir los benefi cios de la jubilación.
Catalina vivió rodeada del respeto de sus antiguos discípulos, quienes le tributaron un emotivo y excepcional homenaje cuando el Municipio cumplió medio siglo de vida.
Catalina Rodríguez murió el 24 de noviembre de 1911, pocas semanas después de aquel reconocimiento, merecido, de la comunidad.
El 1° de noviembre de 1859 se creó la escuela de varones N° 1, por iniciativa de un grupo de vecinos encabezado por don Francisco Portela y don Esteban Adrogué, comenzando las clases en la famosa y recordada quinta Los Leones, propiedad de Adrogué.
En marzo de 1862, ambas escuelas se trasladaron al edificio que hoy ocupa la Escuela Municipal N° 1 Bartolomé Mitre, frente a la Plaza Grigera.
En esta rica historia de las primeras escuelas de Lomas, donde los pioneros de la educación pública local marcaron un rumbo fundamental, destacaremos las instituciones centenarias.
La Escuela N° 1 Bartolomé Mitre fue fundada el 1° de noviembre de 1859 y su primer director fue Pedro White. La Escuela N° 2 Juan Bautista Alberdi fue fundada en noviembre de 1861, en Villa Cabred, Temperley.
Las primeras directoras fueron Adela P. de Pizano, Enriqueta Díaz Tezanos y América Grizoni. Por su parte, la Escuela N° 3 Dr. Ricardo Gutiérrez, fue fundada el 1° de mayo de 1877 por Domingo Faustino Sarmiento, presidente del Consejo General de Educación.
Su primera maestra fue Antonia Brea, quien ha sido la precursora del g remio provincial docente en el ámbito lomense. Otro antiguo centro educativo es la Escuela N° 6, que comenzó a funcionar en setiembre de 1882 en el paraje del Monte Grande, donde 6 años después se fundaría el pueblo que hoy es cabecera del partido de Esteban Echeverría, escindido de Lomas en 1913.
En fin, amigos de La Unión, esta apretada síntesis fue el germen de las escuelas públicas en Lomas, donde la prédica y el impulso de un gran hombre como Sarmiento tuvieron mucho que ver para sentar las bases de una educación popular y masiva.
Por SERGIO LAPEGÜE
Domingo Faustino Sarmiento fue un apasionado por la escuela primaria, a la que llamó “educación popular” o también “educación común”.
Sarmiento se propuso elevar el nivel social con la acción educativa impulsada por el Estado, pero esta acción debía proyectarse sobre la masa, el grueso del pueblo dejando de constituir un privilegio, una elite.
“Lo que necesitamos primero –dijo– es civilizarnos, no unos doscientos individuos que cursan las aulas, sino unos doscientos mil que no cursan ni las escuelas”.
Esta política fue resistida por los sectores dominantes, a los que Sarmiento trataba de convencer explicando que lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba.
“Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales. Para eso necesitamos hacer toda la República una escuela”, reflexionó el gran prócer sanjuanino.
En consecuencia, durante su presidencia impulsó la educación pública fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares, Liceo Naval y Colegio Militar.
En este contexto nacional y recordando al padre de la Educación argentina, hoy nos referiremos a las escuelas públicas de Lomas y sus pioneros.
En 1845 comenzaron con la tarea educativa el maestro Norberto Rivas y su esposa, la maestra Josefa Flores, en dos escuelas de enseñanza, de varones y de niñas. Recién siete años más tarde se replanteó en Lomas de Zamora el importante desafío educacional.
En 1852, doña María Bustos de Correa creó una escuela de niñas, que ella conducía, instituto que consolidó en 1854 doña Catalina Rodríguez.
Esta maestra, cuya acción pedagógica seria y prolongada ha dejado un gran recuerdo en Lomas de Zamora, nació en 1833.
A los 21 años estructuró la escuela de niñas que la señora de Correa había instalado en la quinta de Ramírez, sobre el Camino Real.
En 1858, don Francisco Portela, en su cargo municipal del Partido de Barracas al Sur, obtuvo una subvención para establecer la escuela pública de señoritas y se designó preceptora oficial a doña Catalina Rodríguez y monitora a su hermana Clemencia.
Según la investigación histórica hecha por Alberto de Paula, este establecimiento pasó a ser oficial en 1861, como escuela número 2 de niñas de Lomas de Zamora.
En ella continuó su trabajo pedagógico la señorita Catalina Rodríguez, hasta 1878 en que comenzó a recibir los benefi cios de la jubilación.
Catalina vivió rodeada del respeto de sus antiguos discípulos, quienes le tributaron un emotivo y excepcional homenaje cuando el Municipio cumplió medio siglo de vida.
Catalina Rodríguez murió el 24 de noviembre de 1911, pocas semanas después de aquel reconocimiento, merecido, de la comunidad.
El 1° de noviembre de 1859 se creó la escuela de varones N° 1, por iniciativa de un grupo de vecinos encabezado por don Francisco Portela y don Esteban Adrogué, comenzando las clases en la famosa y recordada quinta Los Leones, propiedad de Adrogué.
En marzo de 1862, ambas escuelas se trasladaron al edificio que hoy ocupa la Escuela Municipal N° 1 Bartolomé Mitre, frente a la Plaza Grigera.
En esta rica historia de las primeras escuelas de Lomas, donde los pioneros de la educación pública local marcaron un rumbo fundamental, destacaremos las instituciones centenarias.
La Escuela N° 1 Bartolomé Mitre fue fundada el 1° de noviembre de 1859 y su primer director fue Pedro White. La Escuela N° 2 Juan Bautista Alberdi fue fundada en noviembre de 1861, en Villa Cabred, Temperley.
Las primeras directoras fueron Adela P. de Pizano, Enriqueta Díaz Tezanos y América Grizoni. Por su parte, la Escuela N° 3 Dr. Ricardo Gutiérrez, fue fundada el 1° de mayo de 1877 por Domingo Faustino Sarmiento, presidente del Consejo General de Educación.
Su primera maestra fue Antonia Brea, quien ha sido la precursora del g remio provincial docente en el ámbito lomense. Otro antiguo centro educativo es la Escuela N° 6, que comenzó a funcionar en setiembre de 1882 en el paraje del Monte Grande, donde 6 años después se fundaría el pueblo que hoy es cabecera del partido de Esteban Echeverría, escindido de Lomas en 1913.
En fin, amigos de La Unión, esta apretada síntesis fue el germen de las escuelas públicas en Lomas, donde la prédica y el impulso de un gran hombre como Sarmiento tuvieron mucho que ver para sentar las bases de una educación popular y masiva.
La rica y extensa lista de intendentes en la historia de Lomas de Zamora
En los 150 años del Distrito, el mando político cambió 219 veces y 126 tuvieron el máximo cargo. Uno de ellos estuvo menos de 5 horas. Y en cuatro oportunidades, no pudieron asumir.
Por SERGIO LAPEGÜE
Como en toda sociedad organizada, uno de los poderes esenciales para regular y administrar el pulso ciudadano es el Ejecutivo.
En política, en el manejo del Estado y la cosa pública, tienen preponderancia las autoridades que están al frente de la Nación, las Provincias y los Municipios.
En la Bicentenaria historia argentina se alternaron períodos democráticos y autocráticos, donde el voto o el dedo eligieron a esos representantes. En 150 años de existencia, el Partido de Lomas de Zamora el poder político cambió 219 veces, repartiendo el máximo cargo ejecutivo en 126 personas.
Siendo presidentes de la Municipalidad (en los primeros tiempos) o Intendentes Municipales, quienes tuvieron mayor protagonismo fueron Felipe Castro en cinco períodos y Manuel Castro en tres.
En los tiempos fundacionales de Lomas hubo presidentes de la Municipalidad que ejercieron sus cargos desde el 2 de febrero de 1862 hasta el 30 de setiembre de 1886.
A partir del 1° de octubre de ese año, se separaron las funciones legislativas, desempeñadas por el Concejo Deliberante, de las ejecutivas, cuya máxima autoridad pasó a ser el funcionario que hoy conocemos con el cargo de Intendente Municipal.
Los intendentes que más tiempo permanecieron en sus cargos fueron Juan Bruno Tavano durante 8 años, Felipe Castro durante 7 años y 10 meses, Manuel Castro durante 5 años y 10 meses, y Eduardo Alberto Duhalde durante 3 años y medio.
En el otro extremo, es decir quienes menos tiempo mantuvieron sus funciones, están Horacio Martijena que estuvo menos de 5 horas en 1943, Antonio Torassa y Manuel Portela (1912), que estuvieron 3 y 4 días respectivamente.
El año más turbulento y que más intendentes pasaron por el ejecutivo lomense fue 1886 con la serie Francisco Portela (h), Francisco Meeks, Lisandro Méndez, Santos Lafuente, Jacinto Rosende, Abelardo Banante y José Benítez.
Un total de siete funcionarios de los cuales los tres primeros fueron presidentes de la Municipalidad, el cuarto interventor de la misma, los siguientes concejales y el último intendente municipal.
En cuatro oportunidades, los intendentes electos no pudieron asumir el cargo. En 1893, Sebastián Martínez no pudo hacerlo por estar intervenida la Municipalidad. En 1913, Luis Pereyra Lucena no asumió al reconocerse como legítima la elección de otra lista.
En 1950, Vicente Longhi murió antes de asumir y, en 1962, se anularon las elecciones en las que había triunfado Rodolfo Illescas. En cuanto a las fuerzas políticas que más gobernaron en Lomas de Zamora están repartidas entre los Conservadores y el Justicialismo.
La rareza fue que un centenario partido como la Unión Cívica Radical nunca pudo gobernar el partido, salvo el corto período que tuvo la Alianza en el período 1999-2002 el intendente Edgardo Di Dío, donde la UCR integró esa coalición gobernante.
Según el investigador histórico lomense Norberto Candaosa, recopilado en “Noticias de Lomas de Zamora”, “en total 115 intendentes no ocuparon el cargo por elección popular primaria, sino como consecuencia de intervenciones, renuncias o muerte”.
Sin mencionar la extensa lista de jefes comunales, integrada por 126 personas, se puede destacar que el primer Presidente de la Municipalidad fue Francisco Portela en 1862. Con la reforma y el nuevo estatus institucional, el primer intendente municipal fue Francisco Meeks, en 1886.
Otro dato para resaltar en la historia local es que Eduardo Duhalde fue intendente en dos oportunidades, alteradas en el medio por el golpe militar de 1976: la primera gestión fue en 1974, interrumpida por la asonada del 24 de marzo de 1976.
El segundo mandato fue cuando se recuperó la democracia en 1983, cargo que ocupó en nuestro distrito hasta 1987.
En tiempos democráticos, al importante rol institucional de la Municipalidad se suma el trabajo legislativo del Concejo Deliberante. En sus primeras épocas, funcionaba en la esquina de Boedo y Manuel Castro.
Era en la década del ‘30, cuando la vieja Municipalidad ya se iba a demoler para dejar paso al nuevo Palacio Blanco. Era aquel un Concejo formado por buenos vecinos, cuya principal preocupación consistía en servir el interés de la comunidad sin que la pasión por la política interfiriera en los debates.
Se iba a hacer obra y sus desvelos sólo recibían por recompensa una medalla que los acreditaba como representantes del pueblo y el otorgamiento de una patente a quien poseía un coche, que entonces eran muy pocos.
Por SERGIO LAPEGÜE
Como en toda sociedad organizada, uno de los poderes esenciales para regular y administrar el pulso ciudadano es el Ejecutivo.
En política, en el manejo del Estado y la cosa pública, tienen preponderancia las autoridades que están al frente de la Nación, las Provincias y los Municipios.
En la Bicentenaria historia argentina se alternaron períodos democráticos y autocráticos, donde el voto o el dedo eligieron a esos representantes. En 150 años de existencia, el Partido de Lomas de Zamora el poder político cambió 219 veces, repartiendo el máximo cargo ejecutivo en 126 personas.
Siendo presidentes de la Municipalidad (en los primeros tiempos) o Intendentes Municipales, quienes tuvieron mayor protagonismo fueron Felipe Castro en cinco períodos y Manuel Castro en tres.
En los tiempos fundacionales de Lomas hubo presidentes de la Municipalidad que ejercieron sus cargos desde el 2 de febrero de 1862 hasta el 30 de setiembre de 1886.
A partir del 1° de octubre de ese año, se separaron las funciones legislativas, desempeñadas por el Concejo Deliberante, de las ejecutivas, cuya máxima autoridad pasó a ser el funcionario que hoy conocemos con el cargo de Intendente Municipal.
Los intendentes que más tiempo permanecieron en sus cargos fueron Juan Bruno Tavano durante 8 años, Felipe Castro durante 7 años y 10 meses, Manuel Castro durante 5 años y 10 meses, y Eduardo Alberto Duhalde durante 3 años y medio.
En el otro extremo, es decir quienes menos tiempo mantuvieron sus funciones, están Horacio Martijena que estuvo menos de 5 horas en 1943, Antonio Torassa y Manuel Portela (1912), que estuvieron 3 y 4 días respectivamente.
El año más turbulento y que más intendentes pasaron por el ejecutivo lomense fue 1886 con la serie Francisco Portela (h), Francisco Meeks, Lisandro Méndez, Santos Lafuente, Jacinto Rosende, Abelardo Banante y José Benítez.
Un total de siete funcionarios de los cuales los tres primeros fueron presidentes de la Municipalidad, el cuarto interventor de la misma, los siguientes concejales y el último intendente municipal.
En cuatro oportunidades, los intendentes electos no pudieron asumir el cargo. En 1893, Sebastián Martínez no pudo hacerlo por estar intervenida la Municipalidad. En 1913, Luis Pereyra Lucena no asumió al reconocerse como legítima la elección de otra lista.
En 1950, Vicente Longhi murió antes de asumir y, en 1962, se anularon las elecciones en las que había triunfado Rodolfo Illescas. En cuanto a las fuerzas políticas que más gobernaron en Lomas de Zamora están repartidas entre los Conservadores y el Justicialismo.
La rareza fue que un centenario partido como la Unión Cívica Radical nunca pudo gobernar el partido, salvo el corto período que tuvo la Alianza en el período 1999-2002 el intendente Edgardo Di Dío, donde la UCR integró esa coalición gobernante.
Según el investigador histórico lomense Norberto Candaosa, recopilado en “Noticias de Lomas de Zamora”, “en total 115 intendentes no ocuparon el cargo por elección popular primaria, sino como consecuencia de intervenciones, renuncias o muerte”.
Sin mencionar la extensa lista de jefes comunales, integrada por 126 personas, se puede destacar que el primer Presidente de la Municipalidad fue Francisco Portela en 1862. Con la reforma y el nuevo estatus institucional, el primer intendente municipal fue Francisco Meeks, en 1886.
Otro dato para resaltar en la historia local es que Eduardo Duhalde fue intendente en dos oportunidades, alteradas en el medio por el golpe militar de 1976: la primera gestión fue en 1974, interrumpida por la asonada del 24 de marzo de 1976.
El segundo mandato fue cuando se recuperó la democracia en 1983, cargo que ocupó en nuestro distrito hasta 1987.
En tiempos democráticos, al importante rol institucional de la Municipalidad se suma el trabajo legislativo del Concejo Deliberante. En sus primeras épocas, funcionaba en la esquina de Boedo y Manuel Castro.
Era en la década del ‘30, cuando la vieja Municipalidad ya se iba a demoler para dejar paso al nuevo Palacio Blanco. Era aquel un Concejo formado por buenos vecinos, cuya principal preocupación consistía en servir el interés de la comunidad sin que la pasión por la política interfiriera en los debates.
Se iba a hacer obra y sus desvelos sólo recibían por recompensa una medalla que los acreditaba como representantes del pueblo y el otorgamiento de una patente a quien poseía un coche, que entonces eran muy pocos.
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