Una comunidad que se radicó desde los inicios en el Distrito y un sueño que logró cumplirse. La historia de una institución que todavía hoy sigue ayudando a los vecinos.
Por SERGIO LAPEGÜE
Entre muchas instituciones destacadas de Lomas de Zamora, que en este caso brindó importantes servicios públicos a la salud, está el Hospital Español. En verdad como fue pensado y creado, la Sociedad Española de Beneficencia.
La historia nace a principios de siglo pasado, el 24 de octubre de 1904, cuando el ciudadano español don Elías Romero donó, en memoria de su padre, la institución, primera agrupación española que se formó en el país.
Se trataba de un extenso terreno de siete hectáreas en la localidad de Temperley, con el propósito de construir un albergue para ancianos, huérfanos y enfermos crónicos.
Así se creó un espacio muy necesario para la sociedad de ese entonces, el Hogar Elías Romero. La primera etapa que debió ejecutarse fue un puente sobre las vías del Ferrocarril del Sud, que permitiera transportar material y circular hacia una zona carente de comunicación y población estable.
Ese puente, cedido por la familia Huergo, está ubicado en la calle 25 de mayo y Presbítero José Russo (ex capellán del Hospital Español) y aún hoy se utiliza con el mismo propósito.
También aquellos pioneros realizaron el adoquinado de la calle 25 de Mayo que comunica actualmente la entrada principal del Hogar y la actual avenida Hipólito Yrigoyen, que en aquellos años era la única conexión con la zona urbanizada.
Todo se hizo a pulmón y con mucho esfuerzo de aquellos pioneros, a base de donaciones y trabajo incansable para lograr el objetivo.
En 1907 le encargaron al mismo arquitecto que había levantado el Hospital Español de la ciudad de Buenos Aires, Julián García Nuñez, el proyecto para el Anexo del Hospital Español de Lomas de Zamora.
Este arquitecto fue uno de los exponentes del modernismo catalán fuera de España y esta una de sus obras más importantes y acabadas. La construcción del edifi cio fue tarea del arquitecto local Juan Moliné.
La inauguración oficial del Anexo se concretó el 9 de noviembre de 1913. Un tren especial salió desde la estación Plaza Constitución para llevar a los invitados hasta la estación de Temperley y así participar de los festejos.
Hubo misa de campaña, sermón, almuerzo con paella y asado. Por la tarde, el obispo de la ciudad de La Plata, monseñor Alberti, bendijo los nuevos pabellones. La capilla se construyó más tarde, cerca del acceso principal al Hospital, proyecto de los ingenieros Guilart y Sánchez.
El edificio de la cocina, pabellón “España”, ubicado en el centro del conjunto se refaccionó en el año 1995, perdiendo lamentablemente parte de su ornamentación y estilo original. En la remodelación se construyeron la administración, la cocina, viviendas para empleados, solárium y siete pabellones.
Cuatro de ellos, los más cercanos al edificio de la administración, y los tres restantes de líneas más sencillas. En la actualidad el Pabellón de Administración está totalmente reciclado, albergando en su interior 21 habitaciones.
Del otro lado del edifi cio se encuentra una zona parquizada excepcional, donde hay añosos árboles, plantas y arbustos que forman una pequeña reserva ecológica, que posibilita a los pacientes un espacio ideal.
Otras de las mejoras hechas al edificio princi- pal son las rampas para facilitar el traslado de camillas , sillas de ruedas y otros element o s hab i – tuales en un Hogar de ancianos.
También hay un amplio salón con capacidad para 400 personas, donde se realizan las actividades recreativas, celebraciones y actos de la institución.
Del otro lado del pabellón central, se habilitó en los últimos años un gimnasio, un centro de rehabilitación física y un espacio para la terapia ocupacional.
Esto es un breve resumen de la rica historia de la Sociedad de Beneficencia Española en la Argentina y del Anexo Temperley, hoy Hogar Elías Romero.
Lo que parecía hasta tantos años sólo un sueño, un anhelo de visionarios , profesionales, trabajadores de la salud y miembros de la comunidad española, sensibles a las necesidades sociales de aquellos tiempos, se fue transformando de a poco en una realidad.
Un presente que puede resultar inquebrantable en la medida que los integrantes de estas sociedades aúnen esfuerzos para perfeccionar estas obras. Un propósito que no busca réditos comerciales, pero sí el bienestar de las personas más vulnerables de nuestra sociedad.